Without a few independent critics, there’s nothing between the public and the advertisers.— Pauline Kael (The New Yorker, 1971)
¡Hola! Soy José Soto Galindo y esta es mi newsletter sobre privacidad y sociedad de la información de México. Aquí te doy noticias y análisis de manera humana, explicada, contextualizada y verificada. Edición 263°.
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🌞 Cada jueves publico en las páginas de El Sol de México. Te comparto el artículo de esta semana.
Ese anuncio no es casualidad, es vigilancia publicitaria.
Si te apareció en TikTok o Instagram no es una curiosa coincidencia.
Es consecuencia del rastreo que hacen empresas de mercadotecnia de tus hábitos y comportamientos para:
- entregarte publicidad hiper personalizada
- discriminarte con precios más altos
- manipular tus decisiones o exponerte a productos o servicios nocivos
Más detalles se pueden conocer en un nuevo estudio de las organizaciones mexicanas de defensa de los consumidores Tec-Check y El Poder del Consumidor titulado Vigilancia a consumidores digitales: cómo la publicidad te perfila, discrimina y vulnera.
La vigilancia publicitaria es parte de un fenómeno económico global que la socióloga estadounidense Shoshana Zuboff llamó “capitalismo de la vigilancia”: una nueva etapa del capitalismo basada en la recolección y el tratamiento masivo e intensivo de los datos personales que producimos con nuestras interacciones en sistemas conectados a internet.
“Lo que ha ocurrido con el capitalismo de la vigilancia es que comenzó como innovación y se aprovechó de una historia putativa en Estados Unidos donde hay una mínima regulación sobre las actividades de negocios.
Nadie había entendido realmente que lo que estas compañías habían descubierto para salir de la crisis de la burbuja de las punto com es hacer lo que siempre ha hecho el capitalismo: encontrar cosas que estén fuera de las dinámicas del mercado y convertirlas en materias primas (commodities) que puedan ser comercializadas.
Aquí lo que encontraron y mercantilizan es la experiencia humana, que siempre había sido considerada privada”, me dijo Zuboff cuando la entrevisté sobre su libro.
Las empresas del capitalismo de la vigilancia gestionan sistemas capaces de registrar, almacenar y analizar cualquier interacción humana (desde datos genéricos, como los demográficos, hasta un me gusta, la velocidad con la que conducimos un auto, los contactos con los que más chateamos o nuestros desplazamientos por los pasillos del súper) para analizarla en tiempo real y vender herramientas de segmentación y entrega de publicidad a la carta.
Esa información se complementa con datos personales recabados del “mundo físico”, como los sistemas electorales o de asistencia pública, y de fuentes de información abiertas en internet, además de bases de datos procedencia ilegal (de las que alertan las noticias sobre hackeos a empresas y gobiernos), para completar pormenorizados perfiles individuales a la venta por empresas conocidas como data brokers (mercaderes de datos).
Y agárrate: los servicios de inteligencia artificial generativa como ChatGPT, Gemini (AI Mode) o Claude prometen una mayor explotación al provocar interacciones más íntimas: los chatbots responden, conversan, buscan en internet, realizan tareas, acompañan y enganchan de una manera más profunda a los consumidores que los ahora viejos sistemas digitales.
El elefante en la habitación. El estudio de Tec-Check y El Poder del Consumidor señala o sugiere algunos grandes pendientes en el control de la vigilancia publicitaria, como la pedagogía de la protección de datos personales, la debilidad de los reguladores para vigilar y castigar el incumplimiento de las leyes, la instrumentalización de las tecnologías de vigilancia por gobiernos, empresas y criminales, y la escasez de incentivos para que los consumidores exijan mayor rendición de cuentas.
El riesgo de este tipo de estudios es documentar sin traducir en herramientas accionables.
- No es el caso: Fiorentina García Miramón, responsable de la investigación, ofrece recomendaciones de política pública para reducir el impacto de la vigilancia publicitaria, especialmente en personas menores de edad o en momentos de vulnerabilidad, y consejos para que los consumidores limiten su exposición al modelo.
Vale la pena leerlo.
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Sobre mí
Soy José Soto Galindo, periodista. Escribo Economicón y una columna semanal en El Sol de México. Fui director de Medios del Inai. Edité El Economista en línea. Soy maestro en Transparencia y Protección de Datos Personales, con estudios en derecho de las telecomunicaciones y de las tecnologías de la información. He dado clases en el ITESO, la Carlos Septién, la Anáhuac Oaxaca y la Universidad de Guadalajara.
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