Quedé sorprendido por la efusividad de algunos titulares y analistas de prensa sobre el supuesto triunfo de Twitter contra el impuesto de 3 por ciento a internet, propuesto por el gobierno de México en el paquete de ingresos de 2010. A la vista de los resultados, una vez aprobada la canasta de impuestos, es evidente que #internetnecesario provocó mucho más romanticismo que acciones contundentes.

Algunas opiniones fueron totalmente desmedidas, con afirmaciones del tipo “Twitter puede cambiar a la sociedad” o “Los internautas mexicanos tumban un impuesto sobre la Red”, y otras como “¿Por qué triunfó #internetnecesario?” pecaron de optimistas. No menosprecio el alcance sonoro del hashtag #internetnecesario, pero hay que destacarle otras bondades muy lejos de la supuesta caída del impuesto de 3 por ciento a internet. Y, sobre todo, hay que ver sus limitaciones.

Las bondades

#internetnecesario movilizó a una amplia franja de twitteros dispuesta a hacer política desde la comodidad del escritorio. Este romanticismo, que en los hechos exige poco compromiso, se vio fortalecido por tres factores:

1. La popularización de Twitter entre periodistas y analistas famosos de la ciudad de México (Raymundo Riva PalacioMaría de las HerasJairo Calixto Albarrán), fascinados con la instantaneidad de Twitter.

2. La exposición que Twitter está adquiriendo en los medios de comunicación tradicionales. Ya es bastante común escuchar a los analistas de la radio o la televisión mencionar lo que se dice en Twitter; casos como el de Carlos Puig, de W Radio, incluso elevan a la comunidad twittera al rango de movimiento social. (Un caso de estudio es Rick Sanchez, de la cadena CNN en Estados Unidos; en el estudio, cuando Sanchez ofrece las noticias, se instala una pantalla exclusiva para Twitter).

3. La aceptación de los legisladores de oposición a charlar con una comisión de twitteros en contra del gravamen a internet, en busca de argumentos para fortalecer su postura contra la aprobación de nuevos impuesto.

El resultado

Los legisladores, no los twitteros, echaron para atrás la propuesta de gravar internet sólo cuando éste se ofrezca como un servicio individual; en el caso de un paquete de servicios de telecomunicaciones, como el triple play (internet, televisión por cable y telefonía fija), se cobrará el impuesto cuando internet supere el 30 por ciento de la facturación. (Les recomiendo el análisis de Alejandro Pisanty).

Las limitaciones

1. La movilización en Twitter, con el hashtag #internetnecesario, se dedicó exclusivamente contra el impuesto a internet, dejando sin modificación un gravamen mucho más peligroso para la economía de las familias y las telecomunicaciones en el país: el 3 por ciento a la telefonía móvil.

La Cofetel tiene registrados 77.9 millones de teléfonos móviles activos. Hay regiones con altos niveles de marginación que contabilizan seis celulares activos por cada diez habitantes. La telefonía móviles representa para millones de personas en México, sobre todo para la población en zonas rurales y áreas urbanas marginadas, la única posibilidad de mantenerse en contacto con familiares o de estar disponible en caso de trabajo. (Les recomiendo la propuesta de Judith Mariscal sobre marginación y telefonía móvil publicada por el Cide).

#internetnecesario sólo representó a una clase media preocupada por su propio acceso web y no por las repercusiones del paquete de impuestos a la canasta de telecomunicaciones.

2. Con excepción de la reunión de twitteros con legisladores, #internetnecesario permaneció en la web sin el atrevimiento de pisar la calle, como sí sucedió con el llamado a anular el voto en las elecciones de julio de 2009. Y no hay que explicar que la vida real se encuentra en la calle.

Por supuesto que existen campañas exclusivas de internet que logran efectos reales, como tumbar servidores de la Bolsa de Valores, bloquear el acceso a la página web de un gobierno o sabotear el acceso a determinados servicios en línea. Muy en la lógica del Electronic Disturbance Theatre u otras actividades de ciberguerrilla.

Pero nada de esto pasó con #internetnecesario, con excepción de la propuesta paralela de #yabajenle, un llamado a reducir los gastos de la administración pública y sus actores. En ¡Ya Bájenle!, los usuarios pueden enviar correos electrónicos a legisladores de distintas comisiones de la Cámara de Diputados, muy al estilo de las prácticas de Greenpeace, como Mueve a tu Diputado. Que los legisladores hagan caso es otra cosa.

La campaña viral por el voto nulo incluyó acciones ciudadanas en las calles: reuniones públicas hasta intervenciones gráficas en la propaganda electoral; el mensaje recorrió el mundillo de Twitter y Facebook y acumuló buena cantidad de videos en YouTube para promover la anulación del voto, además que recibió apoyo de periodistas de los medios tradicionales. El resultado fue contundente: 1.3 millones de votos nulos en el país, para convertirse en la cuarta opción de voto en las elecciones de 2009.

Por eso me sorprende la reacción tan efusiva a #internetnecesario. No demerito su éxito como propagador y masificador de un mensaje, pero no estoy de acuerdo en colgarle milagritos que no le corresponden.

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