Charles, entonces de 13 años, estudiaba por la mañana y trabajaba por las tardes con su padre en la minería de cobalto en Kapata, República Democrática del Congo. Foto: Amnistía Internacional y Afrewatch

Si las denuncias en la prensa fueron insuficientes, si los informes de organizaciones no gubernamentales fueron insuficientes y si los trabajos documentales de UNICEF fueron insuficientes para alertar sobre el trabajo forzado al que son sometidos miles de niños en el Congo para la extracción de cobalto, un mineral indispensable en la producción de baterías de iones de litio utilizadas en smartphones, computadoras portátiles, asistentes de voz y autos eléctricos, quizá una demanda en una corte federal estadounidense pueda hacer suficiente ruido para cambiar la manera de hacer las cosas.

Los demandados son algunas estrellas de la nueva economía global: Apple, Alphabet (Google), Dell, Microsoft y Tesla, líderes de la alta tecnología que mueve el mundo contemporáneo: los aparatos móviles conectados a internet, alimentados con baterías de iones de litio recargables. Estas compañías, dice la demanda, se han enriquecido injustamente del trabajo infantil, mal pagado y en condiciones extremadamente peligrosas.

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