Vivimos el reino de la mentira y las fake news políticas.— Antonio Ortuño, sobre el Digital News Report 2023
José Soto Galindo
21 junio, 2023Antonio Ortuño, escritor y periodista, autor de una docena de novelas y libros de cuentos, entre ellos El buscador de cabezas (2006), La fila india (2013), El rastro (2016), La vaga ambición (2017) y Olinka (2019).
- En Economicón: Antonio Ortuño: La Armada Invencible (YouTube, 7 de septiembre, 2022)
#DigitalNewsReport. Serie de entrevistas sobre los resultados del Digital News Report 2023 del Instituto Reuters, el estudio anual sobre la industria de las noticias más completo en el mundo.
—¿Por qué las personas prefieren influencers y celebridades que periodistas, incluso para consumir noticias?
—Caray, pues es una pregunta amplia y compleja. Habría que ver qué gente. A lo mejor estadísticamente es más. Yo creo que la prensa seria y la prensa mejor informada, la más rigurosa, siempre ha sido leída por un número comparativamente pequeño de personas. Creo que más bien lo que pasa es que ahora hay más gente que se entera de noticias ya los influencers, pero no creo que nadie dejara de leer Le Monde Diplomatique para escuchar a Luisito Comunica. Me parece que son distintas personas y muchas de ellas jóvenes quienes se están informando, si es que lo podemos llamar así, mediante los influencers o las personalidades de redes.
No creo que vengamos de una época de oro en la que todo mundo le hacía caso a los medios de comunicación, pero me parece que las personas que quieren consumir información de calidad e informarse apropiadamente pueden recurrir a muchas fuentes que están ahí desde hace mucho tiempo.
En todo caso, con la irrupción de las redes se han creado nuevos públicos, especialmente jóvenes que se informan de otra manera. No sé si se pueda hacer como un juicio sumario diciendo que todos los influencers son desinformadores, pero desde luego me parece que no tiene el rigor, por definición, alguien que comenta las cosas desde su casa cuchareando a otros medios. No es lo mismo a tener equipos de investigación, de edición, de dirección, evaluando, filtrando, enfocando y reenfocando las noticias.
—¿Por qué los canales tradicionales de noticias pierden consumidores (periódicos, televisión)?
—Yo pienso que hay muchos factores, por un lado llevamos años de una ofensiva política importante. Casi todos los políticos de consideración, de un decenio a la fecha, han construido un discurso contra los medios de comunicación. Se hartaron de ser contrapesados, de ser fiscalizados por los medios y recurrieron al facilismo de decir que toda la prensa es corrupta y toda la prensa está vendida, cuando en realidad hay muchos más casos de políticos corruptos y vendidos que de medios.
Sin quitar desde luego la responsabilidad de medios que también han tenido su parte con recortes de personal, con pésimas condiciones para trabajar, en su intento de convertir a los periodistas en trabajadores de medios, que son cosas distintas. Han perdido mucha credibilidad por el camino y se han cortado las alas a sí mismos en buena medida los periódicos.
Los periódicos en este momento en su mayor parte y con escasas excepciones son ilegibles y en realidad son como páginas web tontas, que no te enlazan a nada y que tienen todas las limitaciones del papel y ninguna de las ventajas de la red. No sacan provecho de las ventajas que tenía la comunicación impresa que está por terminar de ser sustituida. Desde luego es un tema bastante complejo también.
—¿Este alejamiento revela menor interés y menor confianza por las noticias “tradicionales”?
—De nuevo: la gente mejor informada siempre ha sido una minoría. Y antes la gente le abandonaba a la televisión y a la radio, a los medios masivos que siempre fueron más masivos que los periódicos, el trabajo de guiarla y de informarla y toda la vida se decía que a dónde íbamos a parar con gente informada por Jacobo, a dónde vamos a parar por gente que le creía a esa manera de ver las cosas y a ese discurso alineado con el poder institucional o al menos que no lo enfrentaba, no lo cuestionaba ni lo contrapesaba ni lo fiscalizaba. Eso siempre ha existido.
Me parece que los contemporáneos influencers no están ni siquiera cerca de eso. Muchos de ellos en realidad son mercenarios a los que diferentes fuerzas políticas les van pagando y que cada sexenio o trienio piensan distinto. En realidad son comunicadores pero no tienen nada que ver ni con la prensa ni con el periodismo. Y si la gente se informa con ellos, pues ¡ay de esa gente! Están repitiendo quizá el ciclo de Jacobo pero peor. Cuando habría teóricamente más opciones y más manera de corroborar y de contrastar.
Me parece que vivimos en un tiempo en que los poderes políticos trasplantados a poderes institucionales cuando llegan a ocupar esos lugares en los estados quieren borrar la capacidad del periodismo para contrapesar y fiscalizar. Quieren machacarla y quieren ganar, como se dice ahora, el relato con cosas como la mañanera, como en su momento las cadenas interminables de Chávez, con cosas como las continuas fake news y el uso de redes de Donald Trump.
Todo va enfocado a lo mismo: que no haya contrapesos y que la política pueda hacer lo que de hecho hacen esos personajes, que es mentir compulsivamente sin que haya una manera efectiva de contrapesarlos, porque siempre se lanza la sombra de la sospecha, de la duda, de los otros datos. Vivimos el reino de la mentira y las fake news políticas. Los que tendrían que ser fuentes en realidad se han convertido en enemigos y en lobos del periodismo.
Por otro lado, las ambiciones de los dueños de medios de comunicación y su idea de estar bien con los políticos y aparte de ganar más dinero y de dar el salto a la digitalidad, sin redacciones rebeldes, hirsutas y que los metan en problemas, ha terminado empobreciendo terriblemente al discurso periodístico, transformando en muchos casos esos productos en cosas completamente desechables y desengañando a buena parte o a una parte importante de sus antiguos lectores.
Pero insisto: yo no creo que nadie haya dejado de leer The New York Times decepcionado y se haya ido a ver influencers. A lo mejor un montón de gente sencillamente dejó de ver las noticias o ahí siguen en los pequeños blogs o los pequeños colectivos de periodistas que todavía resisten, que son algunos.
Análisis del Digital News Report 2023:
- La desconfianza en las noticias se enquista, por José Soto Galindo (Economicón)
- Los creadores son los nuevos presentadores de noticias, de Mauricio Cabrera (The Muffin)
- Worldwide, online news is looking a lot more like TikTok and a lot less like “shared articles”, de Laura Hazard Owen (NiemanLab)
Cobertura anual del Digital News Report del Instituto Reuters
- 2024: 🤔 ¿A quién le importan las noticias?
- 2023: Las personas no ven valor en los medios en términos económicos.— James Breiner
- 2023: “Hay un tono visceral” del gobierno y de los medios.— Andrew Paxman
- 2023: Sólo 1 de cada 4 lectores entiende todo lo que lee… De información económica, mejor ni hablar.— Juan Larrosa-Fuentes
- 2023: Influencers esconden que les pagan.— Fiorentina García Miramón
- 2023: Vivimos el reino de la mentira y las fake news políticas.— Antonio Ortuño
- 2023: Pérdida de confianza en las noticias le pega más a Aristegui, CNN y El Universal
- 2023: La desconfianza en las noticias se enquista
- 2022: Los jóvenes evitan las noticias porque los deprimen
- 2022: 8 de cada 10 consumidores de noticias cree que los medios en México son parciales
- 2022: Los 10 hallazgos del Digital News Report 2022
- 2021: Mejor TikTok que el periódico: los jóvenes no se identifican en los medios tradicionales
- 2021: 2021: Covid-19 impulsó la confianza en las noticias… fuera de México
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- 2020: La confianza en las noticias en México cayó 11 puntos