Prueba PISA 2022: Los jóvenes de México pierden comprensión lectora… ¿pueden distinguir las fake news?
José Soto Galindo
8 abril, 2024Sólo 1% de los estudiantes de 15 años en México es capaz de distinguir entre hechos y opiniones en lo que leen, de acuerdo con los resultados de la prueba PISA 2022, que analiza el rendimiento de los jóvenes en matemáticas, lectura y ciencias. Sólo 1% de los estudiantes de México que han nacido con internet, conectados a las pantallas, participando en las redes sociales, jugando en línea e interactuando con personas de cualquier lugar del planeta es capaz de distinguir un hecho de una opinión.
Es poco probable que ese 1% aumente de manera orgánica con los años de estudio y, después, cuando los estudiantes se integren a la economía y a la fuerza productiva y participen políticamente en elecciones o en causas ciudadanas.
La lectura implica abstracciones como democracia, libertad, igualdad o diversidad, difíciles de explicar en videos cortos de TikTok. La lectura es un proceso cognitivo que exige mayor atención de las personas para comprender y conectar conceptos.
¿Qué hacemos entonces frente a la propagación de fake news (información falsa) y desinformación o para distinguir discursos de odio, polarizantes o estigmatizantes? ¿Y qué para robustecer los vínculos en nuestras comunidades y fomentar la solidaridad y la justicia?
La prueba PISA es un examen estandarizado que aplica la OCDE (acrónimo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) a sus miembros y afiliados, para sumar un total de 81 países y territorios en 2022. Los resultados se presentaron el 5 de diciembre y México quedó con puntajes inferiores a los de la prueba anterior, de 2018.
“La falta de información puede llevar a la polarización política, a reducir la confianza en las instituciones públicas y a debilitar la democracia”, alertó la OCDE en el artículo ¿Están preparados los jóvenes de 15 años para enfrentarse a las noticias falsas y a la desinformación?
Sólo 1 de cada 100 estudiantes de México se encuentra en el nivel 5 o superior de PISA 2022, en el que los estudiantes son capaces de “comprender textos extensos, manejar conceptos abstractos o contrarios a la intuición y establecer distinciones entre hechos y opiniones, basándose en señales implícitas relacionadas con el contenido o la fuente de la información”. En cambio, 47% no tiene las competencias mínimas para identificar la idea principal de un texto, extraer información relevante o comprender las consecuencias de publicar información en internet.
La sociedad de la información exige un acercamiento prudente y reflexivo respecto a lo que encontramos en redes sociales o en YouTube, lo que nos llega por WhatsApp o en canales dentro de Twitch. La era digital exige nuevas competencias para triangular fuentes, navegar en la ambigüedad y construir conocimiento, destaca PISA 2022, el acrónimo en inglés del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes.
Todo el tiempo estamos firmando contratos, por ejemplo: cuando contratamos un crédito con las nuevas empresas financieras de base tecnológica (conocidas como fintech), cuando nos damos de alta en nuevos servicios digitales, con sus términos, condiciones y aviso de privacidad, o cuando aprobamos el financiamiento para comprar nuestro nuevo teléfono.
No todo son malas noticias. En lectura estamos peor que en 2009, pero menos peor que en 2003 y 2006, aunque siempre por debajo del promedio OCDE. La pandemia de 2020 provocó un mayor involucramiento de madres y padres en la educación de sus hijos, que esperemos que se sostenga con el tiempo.
PISA 2022 también insiste en la necesidad de que los medios de comunicación ayuden a sus consumidores a distinguir entre información y opinión, en beneficio del entendimiento social y la toma de decisiones individuales basada en hechos. Es cierto: faltan explicaciones inteligentes de las cosas y los fenómenos que ocurren, pero explicaciones honestas, lo más limpias posible de ideologías, filias y fobias.
La lectura y la comprensión de lo que se lee no son herencias neoliberales ni actos de consumo capitalista, sino herramientas indispensables para entender el mundo, comprendernos y actuar. Y son herramientas para distinguir cuando alguien nos quiere tomar el pelo.