AMLO y tiempos oficiales: perdónalo porque no sabe lo que hace
Jorge Bravo
14 abril, 2020Usted ve anuncios del gobierno o spots de los partidos en la televisión o los escucha en la radio porque existen los tiempos oficiales. El Presidente López Obrador cree que son “propaganda” y se los quiere “devolver” a los concesionarios de los medios electrónicos porque sus negocios atraviezan por un mal momento. Pero usted tiene derecho a recibir información de interés público en la radio y la TV.
Los tiempos oficiales están conformados por los tiempos del Estado y el tiempo fiscal. Los tiempos del Estado son 30 minutos gratuitos dedicados a difundir temas educativos, culturales y de interés social y están previstos en los artículos 251 y 252 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión.
El tiempo fiscal es un impuesto en especie que se remonta a 1969 y que actualmente son 18 minutos en TV y 35 en radio. En el artículo 17 de la Ley General de Comunicación Social se distribuye el tiempo fiscal en 40% para el Ejecutivo Federal, 30% para el Poder Legislativo, 10% para el Poder Judicial y 20% para los entes autónomos. Según un tuit del Coordinador General de Comunicación Social y Vocero del Gobierno de la República, el Ejecutivo Federal sólo se desprendería de su 40% de tiempo fiscal. Eso quiere decir que el Ejecutivo perdería sus 7.2 minutos en TV y 14 en radio diarios.
No sólo los pierde la Presidencia de la República sino la Administración Pública Federal (APF) centralizada y paraestatal. Las dependencias de la APF deben programar sus actividades con base en políticas para lograr los objetivos y las prioridades que establezca el Ejecutivo Federal. Hacienda, Gobernación, Salud, Educación, Turismo o el IMSS ya no tendrían espacios en radio y TV para hacer campañas de interés general como la declaración anual de impuestos, campañas de vacunación, inscripciones educativas, protección civil o para cualquier tipo de emergencia como la actual sanitaria por Covid-19.
AMLO piensa que su conferencia matutina es maravillosa y que el gobierno no necesita hacer propaganda en los medios. Los mensajes que se transmiten a través de los tiempos oficiales no deben ser concebidos como propaganda sino asuntos de interés público. Su conferencia de prensa diaria y las redes sociales son sólo una estrategia de comunicación social, en tanto que la radiodifusión es una actividad regulada cuyo alcance llega a 95% de la población. Esos televidentes y radioescuchas tienen derecho a saber de asuntos públicos y al Estado le corresponde garantizar el acceso ciudadano a la información. El tiempo fiscal no es un impuesto cualquiera sino que su cobro garantiza el derecho a la información.
Los tiempos oficiales tampoco son del gobierno ni del Presidente, sino del Estado mexicano. Quizá a usted no le agraden los anuncios del gobierno o los machacones spots de los partidos porque casi siempre exageran o le dicen que todo está de maravilla en el país. Pero ese es un mal uso de la comunicación social. Por su parte, los radiodifusores desprecian los tiempos oficiales porque dicen que alejan a las audiencias y es una presencia “gratuita” de mensajes públicos que preferirían cobrar.
Repito que el tiempo fiscal es un impuesto que pagan en especie las empresas que tienen concesiones para el uso de bienes de la nación como el espectro radioeléctrico. AMLO se los quiere “devolver”. Pero un impuesto no se devuelve: se elimina, se subsidia o se condona. A usted la hacienda pública no le devuelve el pago del predial ni el IVA. El Presidente ha dicho que no le condonaría impuestos a ningún empresario porque esa es una práctica del pasado neoliberal, ni siquiera durante la difícil situación de pandemia por coronavirus. Pero eso es exactamente lo que haría con la industria de la radiodifusión: por renuncia le perdonaría 40% del tiempo fiscal, puesto que el otro 60% se mantendría para las instituciones que tienen la posibilidad de utilizarlo.
Que la radio y la TV han perdido ingresos y el Presidente quiere ayudar a esa industria. Sí, pero condonarles el tiempo fiscal no va a hacer que comercialicen más espacios. La LFTR dice en su artículo 237 que en los canales de TV la publicidad no excederá de 18% del tiempo total de transmisión. En el caso de las estaciones de radio, éstas no pueden comercializar más de 40% del tiempo de transmisión. Condonarles el tiempo fiscal no va a propiciar que repunten sus ingresos.
Si AMLO firma el decreto, su decisión además impactaría en los 48 minutos que le corresponde administrar al Instituto Nacional Electoral (INE) durante los procesos electorales. En televisión le quedarían 40.8 minutos, con lo cual se estaría violando la Constitución y se afectaría el derecho de los partidos y candidatos a utilizar espacios en los medios electrónicos para difundir sus campañas y plataformas electorales, así como el derecho de la ciudadanía a recibir información político-electoral para su toma de decisiones. Sería un grave retroceso democrático.
Si al Presidente no le gusta cómo se usan los tiempos oficiales, podría nombrar un consejo ciudadano plural para que le aporte ideas de cómo hacer un mejor uso de los tiempos en la radio y la TV.
Si AMLO cumple su compromiso con los industriales de la radiodifusión, firma el decreto y lo publica, lanzaría el mensaje de que a los concesionarios de la radio y la TV sí se le condonan impuestos y a los demás empresarios no; la renuncia afectaría el derecho a la información de la sociedad; violaría la Carta Magna y un conjunto de leyes que rigen la comunicación social, los tiempos oficiales, el derecho a saber y las obligaciones de la APF; atentaría contra la obligación del INE de administrar los tiempos oficiales en procesos electorales; sería un zarpazo a los partidos y abriría una etapa de judicialización innecesaria para la gobernabilidad democrática.
El Presidente no necesita abrir esa caja de Pandora pero sí puede guardar el decreto en lo más profundo del cajón y olvidarse de él para siempre.
Jorge Bravo es presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi)
Twitter: @beltmondi