Presentación del libro Mujeres conectando mujeres, que muestra la trayectoria de 33 mujeres en los sectores de telecomunicaciones, radiodifusión y tecnologías de la información y la comunicación, en la FIL de Guadalajara 2018. Foto: Conectadas

Un grupo de muy destacadas mujeres especialistas en el amplio sector digital, las tecnologías, las telecomunicaciones y la radiodifusión emitieron unos lineamientos para, en suma, aspirar a tener paridad y equidad de género en los eventos o foros de esos sectores. Es decir, que haya igual número de hombres y mujeres entre los panelistas, conferenciantes y especialistas en encuentros de la industria, y que incluso se designen a más mujeres para que organicen esos eventos y la visión incluyente permee desde los preparativos. Pero en esta ocasión las Conectadas, como se denomina la organización cuyas comprometidas integrantes se pueden conocer aquí, erraron la puntería.

Las Conectadas tienen la misión de “impulsar a mujeres en sectores de teleinformación y crear las condiciones adecuadas que permitan su inclusión y liderazgo con igualdad de oportunidades en los ámbitos público, privado, académico y social”.

Como ocurre en los países escandinavos donde ser mujer es mejor y más fácil, la inclusión y la equidad de género es un tema adoptado al más alto nivel político, y esas naciones han actuado pronto y rápido. Pero en su llamado a lograr la igualdad de género en foros, conferencias y eventos públicos, las Conectadas no afinaron su puntería porque no dirigen su justo reclamo a las verdaderas causas del desequilibrio.

La guía de Conectadas llama a evitar páneles de expertos sin mujeres y piden que ellas también participen como conferencistas principales. Sin duda, tienen razón. Dicen que hay que evitar que la única mujer del panel sólo sea la moderadora, pues es menos relevante que una ponente. Aspiran “a una igualdad entre los géneros en foros, eventos, congresos y paneles. Es posible adoptar objetivos graduales para llegar a ese porcentaje, por lo que para las telecomunicaciones, radiodifusión y TIC pudiera partirse de 40% de mujeres”.

Las Conectadas tienen el objetivo estratégico de “promover la formación de mujeres líderes para garantizar el acceso, ascenso y participación de las mujeres en la toma de decisiones de las industrias de radiodifusión, telecomunicaciones y TIC”.

Sin embargo, las 33 integrantes de Conectadas son mujeres exitosas en su ámbito. Claramente les atrae el liderazgo, pero sobre todo el poder. No buscan empoderar porque ya están empoderadas. Son un ejemplo a seguir de otras mujeres y niñas, pero sobre todo de otras mujeres que no son tan “famosas” como ellas pero no tienen un cargo de toma de decisiones. Porque sí, hay que decirlo, la membresía de Conectadas es de alto valor percibido. En el álbum fotográfico no figuran mujeres periodistas conectadas, no hay indígenas conectadas, ni empleadas domésticas conectadas, tampoco personas discapacitadas o de la tercera edad conectadas ni chicas adolescentes estudiantes.

En Conectadas hay directivas, académicas, empresarias, funcionarias y ex funcionarias (algunas cuestionables), investigadoras, activistas, dirigentes… Algunas incluso con responsabilidad o influencia regional en el trabajo que desempeñan. Es decir, mujeres profesionales, destacadas, con trayectoria pública reconocida que denuncian la exclusión de género pero que son casos probados de inclusión, oportunidad, liderazgo y empoderamiento.

Es indudable la discriminación, la preferencia por la selección de especialistas hombres y la frecuencia de paneles o mesas que son un Club de Tobi, de sólo hombres. El grito de batalla de ellas es #Síhayexpertas. Pero las Conectadas se equivocan al sugerir que esa composición principalmente masculina es culpa de los organizadores del evento.

De 24 reguladores de telecomunicaciones y radiodifusión en la región (incluidos Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico y España, sin considerar ministerios), 16 presidentes o directores son hombres (66.66%) y ocho restantes son mujeres (33.33%). Todos los organizadores de eventos quieren invitar a los reguladores para que expresen su postura. Pero, ¿qué culpa tienen ellos de que siete de cada diez autoridades regulatorias sean hombres?

Revisé los posicionamientos de Conectadas y encontré que entregaron a los entonces candidatos a la Presidencia de la República en México una carta para solicitar su compromiso con la participación igualitaria de mujeres y hombres en el gobierno. Posteriormente, se pronunciaron para que el nuevo gobierno integrara un gabinete paritario. Son iniciativas excelentes. También habría que intentarlo en el resto de los países porque, repito, algunas Conectadas operan a nivel regional. Pero no encontré un pronunciamiento dirigido al Comité de Evaluación (integrado por el Banco de México, el Inegi y el INEE) que no ha fomentado la inclusión de género en la integración del Pleno del Instituto Federal de Telecomunicaciones.

Todos los operadores de telecomunicaciones, empresas de tecnología y fabricantes de redes tienen al menos un cargo regulatorio o de relaciones con gobierno. Ese directivo casi siempre tiene un sitio en los paneles porque defiende la postura o intereses de su empresa. Es cierto que la mayoría son varones. ¿Tiene que ser mujer? ¿Cómo medir la paridad de género en una empresa?

Revisé los informes de sustentabilidad y responsabilidad social 2017 de América Móvil, Telefónica y AT&T y encontré que tienen 43%, 37.7% y 31% de mujeres, respectivamente, en el total de su fuerza de trabajo. Fue interesante descubrir que el operador con base en un país en vías de desarrollo de América Latina (América Móvil) tenga contratadas a más mujeres que el operador europeo y el estadounidense.

El dato se puede afinar aún más: en América Móvil 0.07% de las mujeres son ejecutivas y 0.10% de los hombres también lo son. En Telefónica las mujeres en puestos directivos representan 21.5% y en el Consejo de Administración son 17.6%. En AT&T el porcentaje de mujeres en cargos de administración es de 37%.

Si revisamos los informes de empresas fabricantes de equipos de redes y software como Ericsson (Suecia), Nokia (Finlandia) y Huawei (China), identificamos que las mujeres representaban 23%, 22% y 20.1% de la fuerza laboral en 2017, respectivamente. Que conste que dos de esas empresas son escandinavas, donde la mujer ha ganado un lugar destacado.

La disparidad de género es más compleja. Hay que indagar más a fondo en las causas estructurales de por qué las mujeres no se inclinan más por las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, manteniéndose como profesiones mayoritariamente masculinas.

Es positivo y muy prometedor que Conectadas se comprometan y contribuyan con lineamientos que propicien eventos, reuniones y publicaciones paritarias. Pero tendrían que atacar las causas de esa desigualdad de género, que son políticas y culturales. Seguramente los organizadores de foros del sector digital serán cada vez más cuidadosos e incluyentes, sin olvidar que hoy 67% de los reguladores siguen siendo hombres.

Organizaciones promotoras de la igualdad de género como Conectadas tienen que seguir trabajando y generar conocimiento e indicadores para que el sector público, privado, social, las instituciones, los hombres y no pocas mujeres dejen de excluir a las mujeres.

Jorge Bravo es analista de medios y telecomunicaciones

Twitter: @beltmondi

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